martes, 26 de junio de 2007

Los demonios internos

Simbología del Espíritu
Carl Jung
" Debo hacer una pregunta al racionalista ilustrado. ¿ Le ha conducido su reducción razonable a un dominio benéfico de la materia y del espíritu? Informará orgulloso acerca de los progresos de la física y de la medicina, acerca de la liberalización del espíritu, de la sordidez medieval y, como Cristo bondadoso, acerca de la redención del temor a los demonios. Pero seguimos preguntándole: ¿ A dónde han conducido los avances de la cultura? La respuesta terrible está ante nuestros ojos: no ha habido tal liberación del temor, una presión espantosa pesa sobre el mundo. La razón ha fallado hasta ahora en forma lamentable, y precisamente aquello que todos quisieran evitar, sucede en progresión espantosa. El hombre ha conquistado una gran proporción de cosas útiles, pero para ello ha abierto un abismo en el mundo,y ¿ dónde podrá detenerse?
Después de la última Guerra Mundial se puso la esperanza en la razón, y se vuelve a poner ahora. Pero ya el hombre está fascinado por las posibilidades de la desintegración del uranio y se promete una edad de oro -mayor garantía de que los horrores de la devastación aumenten en forma inconmensurable.
¿ Y quién es el que realiza todo esto? El espíritu humano inofensivo, capaz, ingenioso y razonable, inconsciente, desgraciadamente, del demonio que le es inherente. Este espíritu hace todo lo posible para no tener que ver su propia fisonomía y cada uno le ayuda según sus fuerzas. Pero nada de psicología, porque esta desviación podría conducir al conocimiento de sí mismo.
Entonces, mejor guerras, de las que siempre el otro es el responsable, sin ver que todos están obsesionados por hacer lo que temen y lo que rehuyen.
Me parece, lo confieso abiertamente, como si los tiempos pasados no hubieran transcurrido, como si el espíritu no hubiera sido despojado de su diabolismo y los hombres, en virtud de su desarrollo científico y técnico, estuvieran más expuestos a los peligros de la locura. Aunque es cierto que el arquetipo del espíritu se caracteriza por su acción tanto benéfica como maligna , depende, sin embargo, de la decisión libre, es decir, consciente del hombre, el hacer que aun lo bueno se transforme en satánico. Su peor pecado es la inconsciencia, pero a él se entregan con gran devoción aun aquellos que debieron servir a los hombres de maestros y de ejemplo. ¿Cuándo llegará por fin la época en que en vez de considerar al hombre sólo en su aspecto bárbaro, se busquen en serio los medios y los cambios para exorcizarlo, para conminarlo a que salga de su inconsciencia y de su locura, haciendo de esto una de las tareas más importantes de la cultura? ¿ Se podrá alguna vez entender que las modificaciones y perfeccionamientos exteriores no afectan la naturaleza íntima del hombre y que, en último término, todo depende de que el hombre, que tiene en sus manos la ciencia y la técnica, sea responsable o no? Es cierto que el cristianismo señaló el camino , pero no arraigó suficiente, como lo demuestra los hechos. ¿Qué estado de desesperación será necesario para abrir los ojos suficientemente a los dirigentes de la humanidad a fin de que cuando menos ellos mismos no caigan en la tentación?" ( pg, 54, 55)

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